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Entrevista en profundidad / Segunda fase (2021)

Aniceto Roca y Paca García. Los Claveles (Murcia)

2016 Nueva Orleans EEUU – con ‘Siete Cabritillos’ – Aniceto y Paca

LOS CLAVELES: BRILLO, TENACIDAD Y MAESTRÍA. LA LABOR PIONERA DEL RESURGIR TITIRITERO EN MURCIA.

Entrevista por Toni Rumbau

 

Si alguna virtud tienen las entrevistas realizadas en el marco del Estudio sobre el Sector del Teatro de Títeres, Visual y de Objetos actualmente en marcha, sin duda una de las principales es desvelar el lado humano de sus protagonistas, los titiriteros que, con un ímpetu emprendedor cargado de entusiasmo y recogiendo el humilde aunque poderoso legado de quienes mantuvieron la actividad durante los años de la postguerra y del largo Franquismo, se lanzaron a la aventura vital de dedicarse a los títeres en las décadas de los 70, 80 y 90.

Toca en esta ocasión trasladarse a Murcia, flamante Comunidad Autónoma de las Españas, dotada de parlamento y gobierno propios, donde en el año 1982 surgieron casi por floración espontánea los pioneros de lo que será el rico movimiento titiritero hoy existente en ella.

Así se escribe la historia de los títeres en nuestro país, una suma de azares, confluencias y concomitancias acaecidas en un terreno altamente fertilizado por un acontecer histórico fundamental: el cese de la Dictadura y el paso a la Democracia, durante un breve pero, para quienes lo vivieron, largo y decisivo período que hemos llamado La Transición: el que va de 1975, año de la muerte de Franco, hasta el 1986, año de la entrada de España en Europa.

Nos lo contarán Paca García y Aniceto Roca cuando se refieran al ambiente que se vivió en estos años y que propició en la juventud del momento un colosal alud de cambios y nuevas vocaciones en todas las disciplinas del arte y de la vida.

Hay que decir que a Paca y a Aniceto, artífices primero de La Bicicleta junto con Fernando Vidal y Ramona Olivares, y luego de Los Claveles, les han caracterizado siempre unos rasgos que no son obligatorios en las carreras artísticas pero sí muy bien recibidos y valorados cuando se presentan: anteponer la ambición de la amistad y de los intereses humanos a la del comercio, el negocio o la fama. La filosofía del ’buen rollo’ y un talante especial por el afecto y la cordialidad en el trato es lo que explica, por ejemplo, que en Murcia exista desde hace tantos años un grupo de titiriteros que han sido capaces de armar primero una programación regular (los Viernes Títeres) para convertirla luego en un Festival, el Titeremurcia, quizás el único del país dirigido durante 20 años no por una única cabeza pensante sino por un equipo de cinco compañías. Único e insólito: ¿cómo es que aún no se han tirado los trastos a la cabeza? Bueno, quizás sea un gen murciano o simplemente la calidad humana de quienes habitan estas compañías, siendo los Claveles, por duración y trayectoria, una de las columnas principales de este milagro.

Una compañía que, con sus cerca de cuarenta años de carrera, ha sabido combinar la frescura de las virtudes primigenias de los comienzos, esos valiosos ingredientes de curiosidad, afán de aprendizaje y sana ingenuidad de partida, con el profesionalismo más riguroso capaz de adaptarse a los difíciles terrenos de la modernidad galopante de hoy en día. Una compañía capaz de saltar de las funciones en las escuelas o en los barrios de Murcia, a los escenarios titiriteros más prestigiosos del mundo, ya sea en Europa, en el continente latinoamericano, en la Asia profunda o en los ricos países del Lejano Oriente.

Pero dejemos que sean ellos mismos quienes nos expliquen algunos de estos arcanos y nos ilustren sobre una carrera que empezó en el año 82 y que continúa todavía tan fresca y campante como en sus inicios.

Aniceto — Somos una compañía autodidacta, creando desde la experiencia, y el éxito para nosotros es seguir en el camino. Comenzamos muy jóvenes y sin saber muy bien dónde nos metíamos. Pero una vez en este mundo es imposible dejarlo, y desde entonces hasta ahora, no hemos hecho otra cosa que trabajar. Y son los títeres quienes realmente te dan la vida y el afán de investigar,  la energía. Una de nuestras pretensiones con “La Bicicleta” era viajar, la posibilidad de conocer de primera mano la forma de entender el títere en otras culturas. Los que conocimos las cintas de vídeo sabemos lo difícil que era publicitar nuestro trabajos. Hoy día, por suerte, no es así, el mundo está cada día más a nuestro alcance. En 2019, por ejemplo, estuvimos en Taiwán, Albania, Miami, Rumanía, Rusia, palante y patrás, saltando de avión en avión. No deja de sorprender la movilidad que tenemos los titiriteros.

Orígenes

(Curiosa compañía, la de los Claveles, formada por dos personas. Uno diría a primera vista que son pareja, pero no es así. Quizás eso explique esa simbiosis o fusión creativa que han logrado con los años, con una fuerza y capacidad de renovación que la experiencia no ha hecho más que enardecer.)

Paca —Nuestra compañía es lo que ves, nosotros dos. Empezamos en el 82, los dos andábamos un poco perdidos, cosas de la edad. Pero teníamos muchas inquietudes y nos lanzábamos a cualquier proyecto si nos parecía interesante.  Por mi parte, ya desde pequeñita me gustaba el escenario y mis padres con solo tres años (a petición del público que era mi familia) me subían a una mesa y yo comenzaba a contar cuentos y a bailar, disfrutaba  como loca en mi teatro particular.

Paca —Empezamos con mucha curiosidad. Yo vengo de la Escuela de Arte Dramático, Aniceto viene del campo de la música, bueno él y yo somos amigos de toda la vida, coincidíamos con los demás miembros del primer grupo, compañeros en el conservatorio. Éramos muy jipis. A mí me interesaba todo, no había límite. Igual nos daba por crear una línea de moda, y la vendíamos en la calle, que ponerme a estudiar violín en el Conservatorio y compaginarlo con la carrera de Filosofía en la Universidad y la Escuela de Arte Dramático,  en aquella época y a esa edad se podía hacer todo. Fue un privilegio disponer de todo aquel abanico delante para escoger, luego cada cual hacía lo que quería o podía…

Aniceto — En Murcia, hubo una explosión cultural, con el Festival de Teatro en la Calle, fue muy importante, Murcia se convirtió en un centro teatral. Entonces ocurrió que “Los Duendes” de Valencia ofrecieron un taller de títeres para maestros, que valía 500 ptas y nos apuntamos. Yo había acabado magisterio y pensé, a ver qué era eso de los títeres, pura curiosidad, a mí me interesaba la música. Allí encontré a Paca y a Ramona, saliendo del Conservatorio.

1983 – La Bicicleta al completo.

Paca — Nos enseñaron como hacer un marote con el globo, y nos picó la curiosidad. Nos cautivó, le vimos muchas posibilidades y confluimos. Terminamos el curso y con su ayuda decidimos montar nuestra primera obra “Los Cuentos del Duende Manolo”.

Aniceto — El espectáculo funcionó muy bien, y empezamos a movernos. En Murcia no había nada parecido. Al final quedamos los cuatro de la Bicicleta: Fernando Vidal, Ramona Olivares, Paca García y Aniceto Roca. Yo tenía un coche de segunda mano, en él cargaba los decorados, y los demás iban en autobús al bolo, primero por los pueblos de Murcia. Trabajamos con el apoyo de la Caja de Ahorros, del Ayuntamiento, todo el dinero lo guardamos y lo invertimos en una furgoneta de segunda mano. Con eso, ¡ya fuimos titiriteros! ¡Nos podíamos considerar profesionales! Empezamos a movernos por Albacete. En aquella época, decidí que nunca sería maestro, que es para lo que había estudiado, no sabía ni me apetecía enseñar. Y cuando empezamos con los títeres, nos lo pasábamos tan bien, que para mí aquello no era un trabajo, y la verdad es que nunca lo ha sido. Empezamos a funcionar los cuatro, había un ambiente de continuo crecimiento, de creatividad absoluta en la calle, seguramente era una fantasía…, pero así lo vivíamos. Entonces empezamos a despegar: fuimos a Huesca, a Madrid, y descubrimos Cataluña.

Paca — El taller lo hicimos en un espacio que ahora es la sede de la Comunidad Autónoma de Murcia, el Palacio de San Esteban, que estaba en ruinas. Teníamos una habitación grande, ideal para hacer el taller, pero lo bueno fue que después de eso, nos permitieron quedarnos allí, en aquel sitio maravilloso. Mucha gente de la cultura trabajaba en el lugar, la Orquesta de Jóvenes, la compañía Julián Romea, el TEU, el Orfeón, la Banda Municipal de Murcia, que ya no existe, era alucinante. Un lugar en ruinas pero convertido en un centro cultural muy vivo. Recuerdo que mientras montábamos uno de nuestros espectáculos, El Baile de los Fantasmas, ensayábamos una canción que íbamos creando sobre la marcha, y en la ventana de enfrente, separados por el hermoso claustro, donde ensayaba la orquesta de jóvenes, aparece un chico con su violín y empieza a tocar una melodía, la misma que estábamos medio creando y medio ensayando. Fue un momento mágico, irrepetible, ver como alguien que no conoces participa espontáneamente en lo que estábamos creando…

Este era el ambiente, con estos mimbres hacíamos las cosas, era una explosión de vida cultural de mucha potencia, no teníamos cortapisas, en aquel momento, todo era posible, podías hacer lo que querías, era una verdadera vorágine. Creo que hemos tenido mucha suerte, a lo largo de los años, a nivel cultural, de haber podido crear, expresar cosas, y tengo que decir que lo hemos sabido aprovechar.

Fuimos a Galicia para actuar en La Coruña. Sabíamos que en Redondela había una compañía y con nuestra osadía de la época, nos presentamos y así conocimos a nuestros compañeros de “Tanxarina”. Allí estaba también Esther Cabacés, con la que hicimos gran amistad. Con ellos coincidimos en muchos lugares, sobre todo en Portugal, pues íbamos a los mismos festivales, en Santarém, Porto, Valença… También allí conocimos a João Paulo Cardoso. Fue una época volcánica, teníamos otra forma de relacionarnos, éramos como los moteros, un sentimiento de participar de lo mismo.

Aniceto — A finales del 84 nos ofrecimos a la TVE de Murcia para realizar un programa con los títeres, y nos dijeron que sí. Nos daban tres duros, todo por la experiencia, que fue fantástica. Durante dos años estuvimos haciendo un espectáculo a la semana de unos 20 minutos en el que todo lo hacíamos nosotros: generábamos guiones, muñecos, historias, músicas, escenografías… Fue nuestra propia academia de aprendizaje. Se grababa todo en un pequeño cuarto sin la altura necesaria, agachados para dar espacio a las cámaras.

Paca —Fíjate que allí todo tenía que ser a la primera, no podíamos repetir nunca, si había fallos, así quedaban, todo muy básico, pero cuando lo veo, le encuentro mucho encanto y frescura, el programa se llamaba “el Monstruo Luciano”, era muy gracioso, recuerdo que los cámaras se lo tomaban con mucha tranquilidad, ellos con su cubata, nosotros sudando la camiseta.

Aniceto —En un viaje a Madrid conocimos a  Francisco Porras, un encuentro maravilloso, como titiritero era siempre sorprendente, me acuerdo del hilo que cruzaba el público y por el que llegaba la bruja al escenario volando por el aire.

Aniceto —Hablamos con Porras y vimos que era un pozo de sabiduría, tenía libros, miles de anécdotas, muchos datos históricos, a raíz de esta visita hicimos “El Retabillo de don Cristóbal” de Federico García Lorca, fue en el 84, entonces íbamos a por todas. Nos inspiró la forma del teatrillo de madera de la compañía catalana Els Aquilinos, buenos amigos.

Decidimos meternos a fondo, y creamos unos telones preciosos a partir de los dibujos de Lorca y de Picasso, del Sombrero de Tres Picos, utilizamos música de Granados, de Falla, de Albéniz. Hicimos una gira por Noruega, la primera vez que viajamos con todos los trastos en avión, una locura, y en enero del 86, para actuar en escuelas y en la Universidad. En aquella época no había móviles, y cuando nos trasladábamos de ciudad en ciudad por una Noruega cubierta de nieve, aquello era una pura aventura.

Paca —Después nos invitaron a la primera Mostra de Terrassa, abierta a espectáculos de todo el país, se llamaba Mostra de las Autonomías, y allí conocimos a todo el mundo que en ese momento tenía nuestras mismas inquietudes. Una larga lista de nombres que son las raíces del panorama del títere en España, fue maravilloso, descubrir aquello fue como ver abrirse los cielos, y la posibilidad de aprender, pues nosotros no habíamos visto casi nada.  Aquel año vino a actuar en la Caja de Ahorros de Murcia el grupo rumano Tandarica.

Aniceto —Tuvimos la osadía de presentarnos a Margareta Nicolescu, eso fue en el año 1983, al acabar la función y de enseñarle nuestros títeres, éramos realmente muy osados, ella alucinaba, ¡qué monos los muñecos!, nos decía, y por las cosas de la vida, al cabo del tiempo, con nuestro espectáculo estrella, Viaje a Tangalongo (que estrenamos en el 86), actuamos en el Festival de Barcelona…

Paca —…vimos acercarse a la Nicolescu, que también estaba en Barcelona, y nos abrazó, mientras nos ofrecía el contrato para participar en el festival de Charleville.  “Viaje a Tangolongo” estaba inspirado en el libro de Henry Stanley “Viaje al Centro de África, en busca del Doctor Livingstone”.

Aniceto —Estuvimos en los principales festivales, era un espectáculo de una gran envergadura. Mimo Cuticchio lo vio en Barcelona también y nos llevó a Palermo, a su festival “La Macchina dei Sogni”.

Conectaba muy bien con el público, fue muy novedoso, en cuatro años hicimos una evolución tremenda, vertiginosa, de no saber nada a llegar a este espectáculo… Tres escenarios simultáneos, con maquetas, y todo encajado como en una película.

Paca —Cuando más adelante cerramos el proyecto de la Bicicleta y nos separamos, nos repartimos el material. Pasó el tiempo, y nos preguntábamos qué hacíamos con todo aquello. Los títeres de la obra Muza fueron para Bilbao con Concha de la Casa, también dimos a Joaquín Hernández, de Tragaluz, casi todo el material de Viaje a Tancalongo.  En Almagro conocimos a Ismael Peña, que se interesó por lo que teníamos almacenado, y en un viaje que hicimos a Madrid, se lo regalamos. Pasó el tiempo, y un día nos mandan desde Cádiz una foto del Museo de Títeres que se acababa de inaugurar, y vemos en ella nuestro precioso teatrillo de “El Retablillo de Don Cristóbal”.

Cuando inauguraron el museo, la Alcaldesa de Cádiz que salía en los recortes de prensa, siempre lo hacía frente a nuestro teatrillo con algunos de nuestros títeres del último espectáculo que estrenó La Bicicleta, Muza, inspirado en los pupi sicilianos. Conocimos esta tradición titiritera cuando Mimo Cuticchio nos invitó a Palermo, y con el que estuvimos un mes en la Expo92 de Sevilla.

Una época diferente

Aniceto —Cuando la Bicicleta acabó,  cada uno nos planteamos el futuro a título individual, y a los dos meses, Paca me llama, ¿por qué no hacemos un espectáculo tú y yo? Hicimos “la Cenicienta”, que aún está activa en el repertorio, de guante y varilla, para calle, pues venga, así empezamos de nuevo, sin ninguna perspectiva, hasta el día de hoy, eso fue en el 93… Así nació Los Claveles.

Cartel de ‘El Libro de los Cuentos’, 1993.

Aniceto —Si comparamos las épocas, diría que ahora todo está más a mano. Entonces tenías que aprovechar lo que encontrabas, pescar al vuelo las oportunidades, y crear tu propio estilo, tu propio mundo. Hoy se genera mucha actividad, mucho movimiento, hay más compañías y eso es muy bueno. Pero lo que no hemos perdido son las ganas de aprender, lo importante es mantener eso vivo. Ahora los tiempos son otros, otros ritmos y procuramos estar ahí. Cuando nos separamos de “la Bicicleta” en el 92, nos quedamos un poco noqueados, cualquier separación es dura y más cuando has estado diez años con las mismas personas disfrutando de la vida. Paca tuvo a su hija Andrea y  empezamos nuevamente de cero, le pusimos la misma ilusión, ampliamos las miras con nuevos estudios: ilustración, imagen y sonido, cosas que necesitábamos, música, y la alegría de llevar a la pequeña de bolos en un capazo…, total, 30 años más, hasta hoy.

Paca —Mi hija siempre iba con nosotros a las actuaciones. Salió una gira por Marruecos y vino con nosotros. En una de las funciones la dejamos en el suelo sentada frente al retablo durante la función en el patio de un colegio, nosotros vigilábamos por un agujerito del retablo, y de pronto miro y no la veo, me alarmé, cuando oigo una voz detrás que nos dice: ‘quiero hacer pipí’ . Estábamos en medio de la actuación y allí se puso, en el interior del teatrito, menos mal que el suelo era de tierra, si Fellini nos hubiera visto…

 

(Cuentos como La CenicientaCaperucita RojaSiete CabritillosLas Habichuelas MágicasEl Enebro (para adultos) u obras inspiradas en los clásicos, como Don Quijote y Sancho y Clásicos Españoles, o temas de creación propia como Viaje a Ju, Miau, Guau, KiririkíLa Caja TontaZanahoriasTulugak, un cuento inuitHermosinda, son algunos de los títulos que han salido de la factoría artística de Los Claveles. Y en estos momentos, están a punto de reestrenar “Calila y Dimna”, su nuevo espectáculo.)

Paca —Tulugak, un cuento inuit y Hermosinda han sido nuestros dos últimos espectáculos, uno basado en un precioso cuento de tradición inuit y el otro en una historia propia sobre un hada muy peculiar. Siempre nuestros nuevos proyectos pretenden ser la antítesis del anterior. En Calila y Dimna, que estrenamos el año 2020 y del que sólo pudimos hacer el preestreno por la pandemia, retomamos a los clásicos. Uno muy especial, esa maravilla repleta de historias que es el Libro de Calila y Dimna. Tres son las historias elegidas, tratadas desde diferentes técnicas, con canciones y música en directo. El año pasado abrió los ojos y este año esperamos que si todo mejora empiece a andar.

Paca —Nuestra motivación para crear un nuevo espectáculo nunca es la misma. A veces una frase, una historia que te cuentan. Un poema. Un recuerdo. Tenemos ahora entre manos un proyecto que de momento sólo es una idea, sobre el abuelo de Aniceto, Plácido se llamaba. El título lo tenemos Plácido y la Muerte. Su abuelo fue el conserje del Cementerio de Murcia durante toda su vida. Pasajes de guerra, posguerra. Cosas que vivió y han llegado hasta nosotros. A ver cómo termina esta nueva aventura.

Aniceto — “Los Claveles” se ha forjado a base de amor y respeto por el mundo de los títeres. Es probable que los años nos hayan dado solera en el oficio. Pero curiosamente esa solera se pierde a la hora de enfrentarnos a nuevos retos y es una sensación hermosa. Creo que serán aproximadamente unos treinta países diferentes los que han acogido nuestras obras.

A finales de los noventa fue Viaje a Ju, un espectáculo sin palabras que contaba la noche de Reyes Magos desde los ojos de un niño, voló a Pakistán, India. Y más tarde fue Caperucita Roja quién lo mismo aparecía en Canadá hablando en francés que en Praga, Corea del Sur o toda Latinoamérica donde hemos encontrado a verdaderos amigos. Ahora son los políglotas Siete Cabritillos los viajeros que han ido de Rusia a China, Taiwán, Tailandia, y un largo etcétera.

Este increíble oficio tiene la magia de mantener viva la ilusión de quién es capaz de entregarse. Y Los Claveles, estamos en permanente entrega.

Los circuitos

Paca —Qué decir del programador, esa figura omnipresente. Es interesante la posibilidad de que no tengas que hacer tú el ingrato trabajo de las contrataciones. Pero al final por nuestra experiencia llegamos a la conclusión de que nadie como tú conoce mejor tus posibilidades y limitaciones.

Aniceto —Como dice Paca, ahora mandan los distribuidores, se acabó el encargado de cultura de los pueblos. Y los programadores se sacan los problemas de encima cogiendo lo que le ofrecen los distribuidores. La labor de contratación la hacen estas personas que distribuyen, los viajantes del arte, unos tienen criterios artísticos, y otros mercantiles, el mercado lo veo de esa forma, nosotros por suerte seguimos teniendo trabajo.

Paca —Hoy hay mucha competencia. Para conseguir bolos, el vídeo no vale, y la cosa se hace difícil: hay que meter la cabeza, estar en el momento justo, que te vea el que te tiene que ver, y hacer pasillo, uf, es bastante agotador. A veces te apetece hacerlo y otras no.

Aniceto —Nosotros hacemos los espectáculos que queremos, Hermosinda, por ejemplo, el último  para niños pequeños, lo hicimos con canciones. En él, Paca canta, el momento de descubrirlo ha sido ese y lo hemos decidido nosotros. Disponemos de una estructura de compañía, somos autónomos, tenemos un gestor, etc. Pero sí es cierto que, para estar en los circuitos, te lo tienes que currar mucho. Nosotros vamos haciendo, de un programador a otro, el boca-oreja aún nos funciona.

Qué pasa en Murcia

Paca —Lo que estamos viendo es que aquí se hacen muchas cosas y están surgiendo nuevos grupos. El futuro de los títeres lo vemos bien. Creo que hay relevo, al menos aquí. Eso sí, cada vez de un modo más ecléctico, con más hibridación, pues hay mucha inventiva.

Aniceto —Fíjate que el títere lo está contaminando todo: el teatro de actores, el vídeo, la danza. Hay un intercambio de lenguajes muy interesante.

Paca —En los circuitos, me gustaría que hubiera más oportunidades para compañías que son diferentes, pues siempre se acaba en un círculo fijo. Y que los jóvenes tengan oportunidades.

Aniceto —Quizás sea el tema de los distribuidores, que necesitan llevar compañías de éxito, o cosas nuevas… Va a ser muy difícil que se rompa esta cadena. Ese paisaje idílico cuando había una relación directa con el programador, eso ya no existe. O entras en ese juego de hoy, o estás fuera y no existes. Nosotros, aunque no estemos en este sistema, lo vamos llevando bien, por veteranía e historial, pero el futuro va por ahí.

Ferias y festivales

Aniceto —El Festival de Murcia nació en el 2001. Antes inventamos “los Viernes Títeres”, una programación fija que hacíamos en la Biblioteca por la que pasaron casi todos los grupos del país y donde las compañías locales podíamos estrenar. Éramos entonces creo unos cinco grupos organizando, los que había en Murcia activos. Los Viernes Títeres duraron 4 años. Se acabó cuando tuvieron que reformar la Biblioteca. Buscamos un sitio de recambio, pero no encontramos ninguno. Pero había que salvar la subvención, que continuaba, y no queríamos perder el público logrado en esos años. Decidimos entonces organizar un festival. Así nació Títeremurcia. Al principio fue todo muy artesanal, la gente dormía en nuestras casas, lo importante para nosotros eran las personas, tratar al titiritero como se merece, nada de regatear el cachet, ni abandonar a nadie a su suerte, y establecer vínculos, estos eran nuestros objetivos.

Paca —Recuerdo que mi niña era muy pequeña, cuando se quedaban en casa compañeros, llegaban tarde al acabar la función, la cría, que ya estaba durmiendo, se levantaba y veía gente que no conocía, decía, mira un tito nuevo. Una vez vino un mago y le hacía los trucos ¡a ella, un mago para ella sola! El trato humano, compartir la comida, la casa, hacerles un guiso…

Aniceto —Unos momentos románticos que recordamos con cariño.

Paca —En Portugal los festivales eran muy especiales, muy humanos, donde primaba la relación, el alcalde te había preparado una cena, con comidas maravillosas, todos querían hablar contigo…

Aniceto —Ese trato lo hemos encontrado en países como México, Rumanía, Rusia, donde las relaciones siguen siendo maravillosas. Este espíritu de festival es el que nos interesa. En Títeremurcia tenemos algo que creo que se ha perdido: la programación la decide una comisión, no un director. Ahora somos Teatro de Carmen, Árbol Rojo, Periferia y nosotros. Así sale un programa variado, sin ideas fijas, no hay una sola cabeza pensante. Hacemos lo que queremos, se vota y no hay problema, el criterio es más abierto.

Paca — El ser una Comisión y además todos con criterios muy diferentes, el resultado es enriquecedor. Es habitual en otros casos que se  acabe programando lo que todo el mundo, basándose en los premios de las Ferias, y al final todos los festivales llevan las mismas compañías. Y si por desgracia tu trabajo no convence al exclusivo director de un festival, ya sabes que jamás irás. En Titeremurcia eso no pasa.

Aniceto —Con la complicación de que todos los distribuidores necesitan colocar sus espectáculos.

Paca —Lo que se consiguen son circuitos tan cerrados, que se ahogan en sí mismos. Para mí, los festivales deben ser para mostrar cosas nuevas y diferentes, pero se pierde si siempre se muestra más de lo mismo.

Aniceto —Por ejemplo, una compañía nos comentaba que su espectáculo no se programaba todo lo que le gustaría porque tenía un trasfondo de humor político. Pues nosotros lo trajimos a Murcia, estuvo el concejal de cultura, y se partía de la risa, fue un éxito de público. Otro no lo hará, pues se juega la subvención. Lo importante es que no te impongan ni la corrección política ni el mercado. Este es nuestro espíritu.

Aniceto —Para mí, lo más importante de un festival es el público. Para que esté contento el público, los artistas tienen que estar contentos: que estén satisfechos, tratar bien al artista. Que haya buen rollo, buen ambiente, la buena onda. Las funciones aquí se llenan. En el festival, las compañías de Murcia no actuamos salvo que sea estreno. Solo si es para cubrir algún agujero de la programación. Nuestro presupuesto es unos 30 o 40.000 euros.

Paca —Titeremurcia es un Festival abierto a las nuevas tendencias y a actividades relacionadas con el mundo del títere, desde exposiciones, pasando por talleres, instalaciones, todo lo que esté relacionado con este arte, es cuestión solo de consultarlo en nuestra Comisión y si estamos de acuerdo, adelante. Nos gusta que nuestro Festival se adapte a los tiempos y a las vanguardias. Este 2021 cumplimos los 20 años y queremos hacer algo especial.

La Formación

Paca —Yo recuerdo que cuando estudiaba en la Escuela de Arte Dramático, entonces había una asignatura de títeres y máscaras. Luego dejó de darse. Desde luego, debería existir una formación reglada, si me apuras, una optativa. El teatro de objetos, de títeres, de marionetas, debería existir en las escuelas, una educación básica, esto es muy necesario, tendría que estar.

Aniceto — Está claro que es necesario disponer aquí de posibilidades de formación. Ignoro si las autoridades competentes lo van a valorar. Lo veo complicado. El estigma del títere, que es el hermano pobre del teatro, pesa mucho y la verdad es que no sé si se va a conseguir. Ahora, con la hibridación de los lenguajes y las artes, con las nuevas tecnologías, quizá sea más fácil y la gente lo vea como más indispensable o necesario.

Paca —La educación de los títeres hasta ahora ha sido cosa del azar, de las circunstancias, de aprovechar el momento. Una formación de base sería muy bueno que estuviera. Ser autodidacta cuesta mucho. Y la verdad es que hay que formarse cuando se tiene la edad de formarse. Y para ello, es imprescindible que haya una estructura, una formación de base enfocada al mundo de los títeres. Es un sector que está evolucionando muy deprisa, con la amalgama de cosas que se están creando, y por ello veo muy importante que sea una optativa para poder avanzar en esta línea.

Aniceto —Ahora tenemos Bellas Artes aquí en Murcia, y se nota la avalancha de nuevos valores, de jóvenes con ideas e inquietudes.

Paca —Que haya más opciones.

Aniceto —En Murcia estamos tratando que el ayuntamiento se implique para crear un centro de títeres en la ciudad, donde se daría formación de un modo estable. Lo estamos peleando todos los años. De aquí podría salir algo interesante.

Los Museos

Aniceto — Hemos visitado muchos museos de títeres y marionetas por todo el mundo. Como el Museo de Rosete Aranda en Huamantla (México), es interesante ver cómo a veces el museo no es solo un edificio, sino que la propia ciudad donde se ubica se vuelca con la tradición del títere, se vive por todas partes, es un atractivo turístico y cultural, se realiza un Festival, hay pasacalles y el títere se convierte en una auténtica fiesta. Además de la magnífica colección de marionetas de Don Rosete Aranda, una maravilla. El Museo de Lisboa también nos pareció muy interesante por la permanente programación y en España el Topic de Tolosa es un ejemplo magnífico.

Paca —Yo, desde luego, los veo muy necesarios. Pero en mi opinión subjetiva, cuando voy a un museo y veo algo fantástico una y otra vez, cuando se va repitiendo, al final, la atención se cae, acaba aburriendo. Para mí, habría que hacer un guion para la visita, que te vaya cautivando, conquistando, no basta con colgar cosas maravillosas, pues acaban saturando. Necesitaría varios días para ver un museo…

Aniceto —El teatro necesita una distancia, una perspectiva, y el títere también. Si lo dejas estático, pierde todo el interés. Pasarían de ser títeres a ser muñecos, como los de porcelana.

2014, Aniceto y Paca en Alejandria, Egipto, con ‘Siete Cabritillos’.

Paca —Lo bueno sería que un museo te sorprendiera, que tuviera una dramaturgia. Me gusta pensar en las casetas de feria, en las que no sabes lo que vas a ver. Un museo podría ser algo así. Disponer de un guion que te vaya metiendo en el mundo del títere.

Aniceto —Y luego existe algo único como idea de lo que debe ser un museo, es la Casa de los Títeres de Abizanda, y Paco Paricio, de Los Titiriteros de Binéfar, explicando las piezas, con una historia añadida, no es sólo una visita guiada  y sentida. Te transporta a cada rincón de donde esos títeres llegaron. Una forma mágica de pasear por un museo.

2015, Paca en Khaosiang, Taiwan, con ‘Siete Cabritillos’.

Paca —…y que haya réplicas de los títeres expuestos para que la gente los pueda coger y darles vida. ¿Un museo de títeres en Murcia? Porqué no. Para guardar y salvar el patrimonio. Si no, ¿cómo sabrá la gente que ha existido todo eso? Tiene que haber un registro de las cosas. Y que sea un museo fresco, ágil y divertido.

Organizaciones

Aniceto —Asociarse es básico. La unión hace la fuerza. Pero hay que materializar esta unión.  Somos socios de Unima y a veces la teoría no está en consonancia con la práctica, se habla del títere, de su importancia, de su futuro, pero yo soy titiritero, vivo de ello, y sé lo que puede ser duro. Hay que procurar que el títere esté vivo, y que el público sea la finalidad. Nosotros estamos también en la asociación profesional Murcia Escena de teatro de Murcia. Y  funciona bien. No hacemos distinción de género artístico. Y así podemos presionar. En Unima eso no lo veo. Veo mucha teoría. ¿Por qué no crear más festivales, circuitos, intercambios? Unima es grande y un poco dispersa.

2019, Paca y Aniceto en Tlaxcala, Mexico, con ‘El Quijote’.

Paca —Se ha hecho tan grande, a nivel mundial, tiene tanto peso en sí misma, que la parte humana se ha diluido. Eso es lo que echamos de menos.

Aniceto —Aquí estamos en Unima Murcia porque desde siempre es la entidad que organiza oficialmente el Festival y para eso nos sirve. En realidad, somos los que somos quienes organizamos las cosas. Las personas. ¿La Unima? A veces parece un lastre. Quizá porque quiere acaparar todo y se queda en una mera idea. A lo mejor se podría hacer de otra forma, para que esa asociación tenga una utilidad concreta, algo real, tangible… que no sea quedarse en lo abstracto. Lo propio sería que Unima apretara las tuercas al Ministerio de Educación, para conseguir estos objetivos que antes comentábamos sobre la formación. Esta es su función ahora…  Eso del Estudio que estáis haciendo, eso me parece muy interesante y necesario. Nosotros lo apoyamos desde el Festival, como partners. Cosas reales que tienen un sentido. Igual sí es verdad que la Unima está cambiando. Y con lo del COVID, todos se han puesto las pilas. ¡Ojalá sea así!

2019, Paca en Tirana, Albania, con ‘Siete Cabritillos’.

La crisis del COVID-19

Paca —Cuando termine, que terminará, como terminaron otras pandemias, creo que  la gente tendrá unas ganas locas de salir. Probablemente al principio habrá un cuello de botella de cosas pendientes, pero luego habrá una gran demanda, la gente saldrá de casa, irá a la ópera, a los bares, a escuchar música, etc. Por lógica debe ser así.

 

Aniceto —Como compañía, el año pasado, salvo algunas funciones que se mantuvieron, la mayoría han desaparecido y no se han aplazado. Este año casi no hay contratación, y no le vemos perspectiva. Estamos con el fantasma de la vacuna, pero hasta que no tenga un efecto real pasará un tiempo. No soy negativo, sino realista en el día a día, y cuando parece que la cosa se relaja, empiezan otra vez a asustarte, que viene el lobo, un paso adelante y otro atrás, eso impide que te contraten, que no haya compromisos, pues hay muchas cosas atrasadas, con lo cual no se generan nuevas contrataciones. Lo que nos ha salvado es que esa cantidad destinada por la Comunidad Autónoma de Murcia a contratación y circuito, se ha revertido en ayudas a la producción, a crear nuevos espacios. Esto es lo que ha pasado. Y nos ha permitido seguir y crear algo nuevo. Aquí en Murcia, las administraciones se han portado bien y han ayudado al sector.

Paca —El año pasado, lo que hicimos fue ponernos al día, y crear un espectáculo a través del ayuntamiento para la calle, en un festival de Artes Escénicas y de las Tres Culturas del Ayuntamiento de Murcia, que se hace en mayo. Como un mini Almagro de teatro clásico. Todo el dinero lo dedicaron a crear nuevos proyectos para el próximo año, nosotros fuimos agraciados con eso, nos dio la posibilidad de avanzar y hacer algo diferente, lo estrenamos en el festival de Molina. Ahora estamos dándole la vuelta y trabajándolo con ensayos. No nos hemos  cruzado de brazos. Preparándonos para cuando vengan los buenos tiempos.

Aniceto —Murcia Escena, la asociación profesional, presionó en su momento y los políticos han respondido. En otras épocas se habría desviado este dinero y lo habrían utilizado en cualquier cosa… Pero en cambio, aceptaron que el dinero que no se había empleado era dinero para la cultura, y eso ha sido muy importante. Fíjate que incluso durante la pandemia, pudimos hacer el Festival, y el Ayuntamiento estuvo ayudando con todas las medidas.

Paca —Sólo esperamos, como todos, que esta pandemia termine cuanto antes y podamos retomar nuestra actividad. Qué el teatro vuelva a estar lleno de aplausos y que el mundo, que es tan grande, sea otra vez nuestra casa.

(Entrevista realizada en el marco del Estudio sobre el Sector del Teatro de Títeres, Visual y de Objetos, coordinado por UNIMA Federación España. Publicada en Titeredata.eu. Originalmente publicada en Titeresante el 6 de abril de 2021)

Os ofrecemos un recorrido posible a través de algunos de los aspectos más significativos del estudio.

También puedes descargar el resumen del Estudio del TTVO en España

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